Lo admito, soy de esas personas que cuando están tristes se ponen canciones lentas con letras amargas. Lo pienso y es un poco masoquista por mi parte, ¿no? Busco placer en algo que me hace daño.
Siento como si el cantante, o tal vez la canción, me comprendiera. Absurdo, supongo, pero real. Me inquieta pensar que unas palabras con ritmo puedan afectar tanto a mi organismo. ¿Qué tiene la música que me atrae como la droga a su adicto?
¿Por qué hago esto? Nunca me lo había preguntado hasta hoy. Supongo que soy adicta a la sensación de exteriorizar mis sentimientos mediante letras y melodías, o tal vez porque siento que no soy la única persona que siente tristeza, como mínimo la persona que ha escrito esa canción se ha sentido como yo.
Supongo que nunca sabré el por qué de mi masoquismo musical, pero tengo claro que ya es parte de mí, que no dejaré de ser adicta a las canciones tristes.
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